La crisis sanitaria internacional ha producido un espectacular auge del comercio electrónico, alterando la forma en que las empresas hacen negocios. También ha cambiado las experiencias de compra de los consumidores, cambiando el panorama minorista. La proporción de personas que compran en línea, aumentó a niveles que no se esperaba alcanzar en América Latina hasta dentro de 10 años.
No queda dudas, que la pandemia ha disminuido considerablemente el número de personas que compran productos en tiendas físicas y ha acelerado el auge del comercio electrónico. En la actualidad, las compras en línea se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas. Sin embargo, el crecimiento de las ventas de comercio electrónico no se ha producido de repente.
El comercio electrónico comenzó en la década de 1990 y ha crecido a un ritmo constante de 4.5 por ciento por año a nivel mundial. Las ventas minoristas de comercio electrónico a nivel mundial alcanzaron los 26,7 billones de dólares en 2019, un aumento de 4 % comparado con el año anterior.
El auge del comercio electrónico en las plataformas sociales
El crecimiento constante de las ventas globales de comercio electrónico nos muestra que el mercado de compras en línea se ha expandido de manera constante incluso antes de la pandemia. El auge de las redes sociales ha ayudado a impulsar este crecimiento. Facebook, Instagram y YouTube dominan el panorama de las redes sociales y tienen miles de millones de usuarios.

Las empresas usan diferentes estrategias de marketing para aumentar su visibilidad a través de estas plataformas. Por ejemplo, muchos sitios utilizan cookies para recolectar datos sobre el historial de navegación de los consumidores e implementar anuncios personalizados mientras la gente navega por Internet para atraer su atención.
Es más, influencers en línea publicitan productos y ofrecen códigos de promoción para estimular el consumo. Un número cada vez mayor de empresas están adoptando el comercio electrónico como su principal modelo de negocio, especialmente las nuevas, pequeñas y medianas empresas, y están estableciendo tiendas en línea a través de plataformas de redes sociales en lugar de una tienda física debido al ahorro de costos
El auge del comercio electrónico ha contribuido a la caída de las tiendas minoristas físicas a nivel mundial. Aunque algunos pueden buscar experiencias de compra interactivas, la tendencia de las compras en línea no desaparecerá fácilmente cuando termine la pandemia.
Expansión de los negocios
El auge del comercio electrónico ha brindado a las empresas de todos los tamaños la capacidad de expandirse más allá de sus ubicaciones físicas. Si bien las empresas se vieron obligadas a concentrarse en sus áreas locales, Internet ahora les permite tener una tienda abierta las 24 horas, los 7 días de la semana y vender productos donde haya demanda .
Abrir un negocio que tenga como prioridad el comercio electrónico es más barato que nunca. Asimismo, la ampliación también se ha vuelto mucho más fácil, gracias a la falta de espacio físico necesario. Los modelos de negocio de comercio electrónico populares ni siquiera necesitan que los minoristas almacenen inventario y dependan de las plantas de fabricación para enviar productos directamente a los consumidores. Por lo tanto, los costos de escalado y gestión de inventario son más bajos que los modelos comerciales tradicionales.
El resultado es que los consumidores obtienen acceso a una gama más amplia de productos y experimentan más realizando sus compras. Ya sea a través de foros sociales, anuncios digitales o boletines informativos por correo electrónico, el comercio electrónico ofrece a los consumidores una experiencia de compra única que las tiendas físicas no pueden igualar.
Reducción de precios de los productos
Una de las mayores ventajas del comercio electrónico para los consumidores es que los precios de los productos se han reducido en todos los ámbitos. La razón principal de este cambio es la ausencia de una tienda física. La falta de un espacio físico elimina los costosos pagos de alquiler y las facturas de servicios públicos.
Estos ahorros se transfieren directamente a los consumidores. La naturaleza en línea de estas empresas también permite a los propietarios automatizar muchas tareas. Por ejemplo, una tienda de comercio electrónico que anuncia sus productos a través de anuncios pagados en las redes sociales no necesita un personal de tiempo completo para monitorear los resultados.
Las plataformas publicitarias recopilan datos y los propietarios de empresas pueden analizarlos para optimizar sus presupuestos. El marketing se puede ejecutar realizando estrategias en línea como el email marketing. Los chatbots reducen la cantidad de horas que un equipo de atención al cliente tiene que estar en línea.
Estas herramientas también permiten a los propietarios crear flujos de trabajo que filtran solo las consultas más pertinentes y urgentes para un ser humano. Por lo tanto, los presupuestos caen en todos los ámbitos y los consumidores experimentan mejores ofertas.
Cambio constante
A medida que la tecnología mejora, no hay duda de que el comercio electrónico evolucionará aún más. La perspectiva de una mayor automatización reducirá los ciclos de vida de los productos y aportará una mayor eficiencia a los flujos de trabajo. Queda por ver a dónde nos llevará la próxima etapa de la revolución del comercio electrónico.
Entonces, ¿todo esto significa que el centro comercial está muerto?
Si bien creemos firmemente en la historia de crecimiento constante del comercio electrónico en América Latina, también es cierto que los centros comerciales de la región son destinos principales para familias de todos los niveles de ingresos. Los centros comerciales también sirven como centros omnicanal, lo que permite a los clientes la oportunidad de comprar cosas en línea y recogerlas en el centro comercial o intercambiar un producto comprado en línea en una tienda física.